La TV hace mucho más que entretener, también es capaz de producir estados alterados de consciencia.
En estos la persona usa más el hemisferio derecho del cerebro, donde se liberan neurotransmisores opiáceos –las endorfinas–, substancias químicamente casi idénticas al opio. Bajo sus efectos, la persona experimenta sensaciones agradables y siempre va a desear repetirlas (adicción).
Investigaciones hechas por H. Krugman muestran que mientras las personas
ven televisión, la actividad del hemisferio derecho del cerebro excede a
la del izquierdo en relación de dos a uno.
Esto significa que, influenciadas por la TV, las personas comienzan a presentar estados alterados de consciencia. Y con frecuencia están en
estado de trance, ya que la TV les proporciona su “dosis fija” de
endorfinas opiáceas.
Para medir el estado de atención y de vigilia de las personas frente al televisor, el psicofisiólogo Thomas Mulholland realizó el siguiente experimento:
conectó telespectadores jóvenes a aparatos de electroencefalografía.
El aparato estaba conectado a un cable que interrumpía la transmisión
cada vez que la actividad cerebral de los jóvenes producía un aumento de
ondas alfa.
Aunque se les pidiese que se concentrasen en lo que se estaba exhibiendo, ¡sólo algunos conseguían mantener el aparato conectado por más de 30 segundos!
Muchos telespectadores ya viven hipnotizados, y resulta muy fácil profundizar en ellos el estado de trance.
La manera más simple consiste en insertar un fotograma negro cada treinta y dos fotogramas de la película. Esto crea una pulsación de cuarenta y cinco pulsos por minuto que sólo el subconsciente percibe, y este es el ritmo ideal para provocar una hipnosis profunda.
Hasta la edad de dieciséis años, los niños habrán pasado más de quince mil horas viendo TV, mucho más tiempo del que pasan en la escuela.
Un televisor, en promedio, permanece conectado casi siete horas por día en una casa normal, de acuerdo con las estadísticas de los años ochenta, y esto aumentó.
Hoy, muchas personas se dirigen rápidamente hacia un mundo en “estado
alfa”: mirada plácida y vítrea, y respuesta pronta y obediente a las
instrucciones y a los comandos.
Supongamos que una película muestre sesenta fotogramas por segundo y que
nuestra percepción registre apenas cuarenta y cinco por segundo. Si en uno de estos se proyecta una botella de una gaseosa, el consciente no lo notará, pero el subconsciente sí. Si se proyectara cinco o seis veces durante la película, al final la persona podrá sentir súbitamente un deseo incontrolable e inconsciente de tomar la gaseosa, ¡aunque no tenga hábito de beberla o no sea su favorita!
En los Estados Unidos se realizó una experiencia para probar la eficacia de esta técnica. En una película se proyectó varias veces, en flashes rápidos, el mensaje: “eat popcorn”, que en español significa “palomitas de maíz .A la salida del cine se colocó un carrito de palomitas de maíz y la fila para comprarlos llegaba a la otra esquina.
Una tercera y efectiva técnica de manipulación subliminal es la de “enmascarar”, en la cual astutamente se incorporan mensajes subliminales al material impreso (cuadros, dibujos) o grabado.
Cuando se empiezan a combinar mensajes subliminales por detrás de la
música, a proyectar escenas subliminales en una pantalla, a producir efectos visuales hipnóticos, a oír ritmos musicales que inducen a un estado de trance, se consigue un lavado de cerebro extremadamente eficaz.
Si alguien piensa que existe alguna ley contra todo esto, sepa que no la hay. Existen fuerzas ocultas y oscuras que obviamente pretenden que las cosas continúen así como están, y que la humanidad permanezca bajo control.
De modo que nos resta vigilar y orar siempre, porque no hay tinieblas
que resistan al poder de la Luz.
H krugman amigo me podrías pasar información de este personaje?
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